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La limpieza del tanque no es opcional
Con el paso del tiempo, todos los tanques de agua —ya sean familiares, industriales o institucionales— comienzan a acumular sedimentos, óxidos, algas, hongos y bacterias que se desprenden de la red o se forman dentro del propio reservorio. Este proceso es inevitable: ocurre incluso cuando el agua parece limpia a simple vista. La falta de mantenimiento puede generar cambios en el olor, en el sabor, en la turbidez del agua y, lo más preocupante, puede convertirse en un riesgo sanitario para los usuarios. En muchos hogares, edificios y empresas se desconoce lo que realmente sucede dentro del tanque, y esa falta de información es lo que hace que la limpieza periódica sea aún más importante.
Cuando los tanques permanecen sin limpiar por largos períodos, los residuos se van depositando en el fondo y las paredes. Ese material se mezcla con microorganismos que pueden proliferar en ambientes húmedos y sin luz. Con el tiempo, el agua deja de ser totalmente segura, incluso si parece potable. Por eso, mantener un cronograma de limpieza no se trata solo de cumplir una recomendación: es una medida esencial de salud y prevención.
¿Cada cuánto conviene hacerlo?
La frecuencia recomendada puede variar según el tipo de uso, la cantidad de personas que consumen el agua y la calidad del suministro de la zona. Sin embargo, existen pautas generales que ayudan a garantizar un nivel adecuado de higiene:
- En hogares y edificios, se recomienda realizar la limpieza cada 6 a 12 meses. Esta periodicidad permite controlar la acumulación de sedimentos y prevenir olores o turbidez. Los edificios con mucho movimiento de residentes o con tanques antiguos deberían considerar una frecuencia más corta.
- En escuelas, hospitales, geriátricos, hoteles o empresas, las normativas sanitarias suelen exigir limpiezas más frecuentes y, en algunos casos, controles bacteriológicos periódicos. Allí el riesgo es mayor porque el agua se utiliza en grandes volúmenes y afecta a muchas personas al mismo tiempo.
- En zonas con agua dura, altos niveles de minerales o presencia frecuente de sedimentos en la red, es necesario acortar los períodos entre limpiezas para evitar incrustaciones, sarro y corrosión de las cañerías.
Además, si se detectan signos como baja presión, cambios en el color del agua, aparición de partículas o presencia de olores desagradables, es fundamental realizar una limpieza inmediata, aun si no ha pasado el tiempo recomendado.
Beneficios de mantener el tanque en condiciones
La limpieza regular ofrece múltiples ventajas que impactan tanto en la salud como en la infraestructura:
- Garantiza agua limpia y segura para cocinar, bañarse y consumir a diario.
- Previene enfermedades gastrointestinales, alergias o infecciones ocasionadas por agua contaminada.
- Prolonga la vida útil del tanque y de todo el sistema de distribución, evitando el desgaste prematuro.
- Reduce costos de mantenimiento, reparaciones y reemplazos, ya que evita incrustaciones, obstrucciones y corrosión.
- Permite cumplir normativas y auditorías, especialmente en instituciones y empresas.
- Brinda tranquilidad y evita emergencias, ya que el sistema se mantiene bajo control profesional.
Un tanque limpio es sinónimo de salud, confianza y seguridad para toda la familia, los empleados o los usuarios del edificio. En Cristal Tank H2O realizamos limpiezas certificadas, aplicamos protocolos profesionales y emitimos reportes documentados para que cada cliente tenga la certeza de que el agua que consume es segura. Nuestro objetivo es que no tengas que preocuparte: nosotros nos encargamos del proceso completo de forma eficiente, rápida y responsable.
